Galería Fábrica, 2002


«Esta instalación de Mónica González retoma dos cuestiones centrales suyas. Por un lado, la paradoja del espejo, que refleja exactamente lo real y lo devuelve invertido: la manera más exacta de reproducir una imagen trabaja subvirtiendo profundamente su dirección y alterando su sentido. Por otra parte, la preocupación por el tiempo propio: Mónica hace dialogar su obra con los conflictos y los dilemas de su presente (y el presente de uno es siempre difícil: “todos vivimos tiempos recios”, en palabras de Teresa de Ávila: es decir, tiempos endebles).» (Ticio Escobar, 2002).